dijous, 12 d’agost del 2010

Para agrandar el alma con algo bello y bueno

Anoche, entre rones blancos, orujos, buena compañía y tertulias en un local regentado por una sonrisa portuguesa, bajo las fotografías de un amigo, recordé un video que mezcla dos estilos musicales con un largo viaje en su maleta. El Flamenco que nace en Oriente para, pasando por Europa al son de la seguirilla o petenera y por África a ritmo de tanguillo o soleá, pararse un ratito en Al-Ándalus a la espera de una carabela para frecuentar las Américas y regresar guajira, milonga o habanera. Y el Fado luso, que también decidió mojarse con el agua salada que le remonta a Brasil, Cabo Verde o Mozambique. Dos estilos que se unen en las voces de un flamenco que, sin tener raíces, encontró su duende y una voz blanca y dulce, garganta ruiseñora de fado. Dos estilos con las seis cuerdas andaluzas y las doce portuguesas. Dos bellezas en una danzada con manos de paloma y corazón jondo.

Espero que les guste