divendres, 9 de desembre del 2011

Genialidades

Teatro Central de Sevilla, martes 29 de noviembre de 2011


Cuentan que en el hospital psiquiátrico donde pasó los últimos tiempos, le utilizaban como sedante natural cuando los internos se alborotaban. Con el grito de Miguel va a tocar, se serenaban las fieras.

Llegó la esperada noche tras muchos kilómetros. Mis hermanos del sur me acompañaban para disfrutarlo. La expectación se notaba en el aire, levemente interrumpida por quienes aprovechaban para hacerse una foto con su sobrino Tomatito. Juan Carlos Romero no encontraba asiento en un teatro tan lleno y el silencio se adueñó de la sala cuando Chechu salió a presentarlo.

Chechu García Berlanga, de familia amante de lo bello, se mostraba emocionado al poder presentar a quien, desde hacía demasiados años, no subía a un escenario. Un maestro que nunca debió dejarlos y, al pisar éste, la gente se levantó en aplausos para dar rienda suelta a tanta excitación contenida.

Su pelo había dejado el gris para ser más blanco y corto, su barba afeitada y su barriga con felices curvas. No dio discurso alguno, ni siquiera hizo amago de utilizar el micro que le habían colocado, prefirió encogerse para anunciar con un balbuceo la primera canción desde el micrófono de su guitarra, bonita metáfora para expresar que cuando realmente habla lo hace a través de la ella.

Una suite desencadenó la maravilla, su mano de tarántula se deslizaba vertiginosa y sutil por las seis telas de araña que continuaban regalando el placer a nuestros sentidos. Aún entre aplausos, volvió a encogerse para anunciar la Zambra Mora, y el silencio dio paso a una hondura pocas veces transitada, después se marchó inesperadamente. Tal vez su enfermedad le juegue estas pasadas, tal vez era cierto que debía hacer un descanso para regresar acompañado de Antonio Vega a la segunda guitarra, o quizá, éramos nosotros quienes necesitábamos cinco minutos para ser conscientes de que estábamos en Sevilla, en el Mundo, que era martes y que éramos unos simples mortales que tenían el privilegio de sentir algo divino.

El Vals Flamenco abrió la segunda tanda, unos fandangos improvisados volvían loco entre falsetas a Antonio, que luchaba por no perderse. Después el Concierto de Aranjuez o el Sitio de Zaragoza. Al final Entre dos Aguas. Y solamente honor ha de sentir Paco de Lucía al saber que Miguel Vega, El Niño Miguel, la tomó prestada para cerrar una noche mágica, en la que el alma fue otra vez Niño.

dimarts, 21 de desembre del 2010

Ya granada quedó sin voz

13 de diciembre de 2010

Cuando le preguntaron por Granada, contestó que era la única ciudad del mundo que tapa sus ríos y mata a sus poetas, sin embargo siempre bebió su agua y se sentó en su Alhambra para cantarle al poeta.


También dijo que en lugar de considerarse al flamenco patrimonio de la humanidad, la humanidad debería ser patrimonio del flamenco. Hoy Morente ya es patrimonio del flamenco, de la humanidad y de quien quiera acercarse a la genialidad a través de su arte. Nos enseñó que además de Federico, Rafael, Miguel, Manuel y Antonio, Nicolás o Pablo, tenían ritmo de solea y farruca. Que la lagartija trepa con doce tiempos. Que aunque rojo podía decir Aleluya. Que se puede cantar una bulería con botas de serpiente y chupa de cuero. Retó a cuanto guitarrista se le acercó, no con ánimo de achicar, si no lo contrario y nos dejó mucha herencia en su testamento.

El mejor homenaje, una canción en su nombre, con el palo de su tierra y de manos de un amigo.





Gracias

dijous, 12 d’agost del 2010

Para agrandar el alma con algo bello y bueno

Anoche, entre rones blancos, orujos, buena compañía y tertulias en un local regentado por una sonrisa portuguesa, bajo las fotografías de un amigo, recordé un video que mezcla dos estilos musicales con un largo viaje en su maleta. El Flamenco que nace en Oriente para, pasando por Europa al son de la seguirilla o petenera y por África a ritmo de tanguillo o soleá, pararse un ratito en Al-Ándalus a la espera de una carabela para frecuentar las Américas y regresar guajira, milonga o habanera. Y el Fado luso, que también decidió mojarse con el agua salada que le remonta a Brasil, Cabo Verde o Mozambique. Dos estilos que se unen en las voces de un flamenco que, sin tener raíces, encontró su duende y una voz blanca y dulce, garganta ruiseñora de fado. Dos estilos con las seis cuerdas andaluzas y las doce portuguesas. Dos bellezas en una danzada con manos de paloma y corazón jondo.

Espero que les guste